En este taller se dio lugar a las claves y puntos básicos necesarios para diferenciar y crear una buena pregunta de cualquier otra. Para ello, es importante plantearse si la realización de esta nos aportará una respuesta similar o por el contrario una tonta, y en el caso opuesto, en que la pregunta fuera absurda, si la respuesta podría ser inteligente.
Que obtengamos una cosa u otra dependerá no sólo de la correcta creación de la pregunta sino de la persona que nos conteste, y es que, existen dos tipos bastante diferenciados de mentes, las mentes fijas, las cuales realizan y contestan de forma determinada, sin salirse de una lógica preestablecida, y las mentes flexibles, las que por el contrario son mucho más abiertas, capaces de enfrentarse a nuevos retos y por lo tanto de buscar las soluciones allá donde sea preciso. Este último tipo de mentes son las que están relacionadas con el área de la creatividad, puesto que son muy capaces de moverse en diferentes ámbitos sin excesivo recelo.
Antes de realizar una pregunta, debemos tener en cuenta que existen dos términos externos que pueden condicionarnos. Uno de ellos es el denominado como “Anclaje”, es decir, nuestro propio limite, el cual nos impide vernos 100% capaces de realizar ciertos empeños y que resulta ser la causa de nuestros abandonos. Y el otro, son los “Ocupas mentales”, refiriéndose en este caso a las personas que nos limitan, con frases como “tu no puedes…”.
Para realizar una buena pregunta, tenemos que tener claro cómo debe ser:
clara, precisa y ordenada, limpia, concisa y sencilla (sin confundir nunca sencillo con simple) y ser enunciada de manera cortés y educada. Una buena pregunta no debe preguntar algo evidente o que podemos averiguar por nosotros mismos, tiene que hacer pensar y reflexionar al receptor y aportar algo de información relacionada con ella, proponiendo además, nuevos temas que llamen su atención, y es que a partir de ella también se puede aprender.
Que obtengamos una cosa u otra dependerá no sólo de la correcta creación de la pregunta sino de la persona que nos conteste, y es que, existen dos tipos bastante diferenciados de mentes, las mentes fijas, las cuales realizan y contestan de forma determinada, sin salirse de una lógica preestablecida, y las mentes flexibles, las que por el contrario son mucho más abiertas, capaces de enfrentarse a nuevos retos y por lo tanto de buscar las soluciones allá donde sea preciso. Este último tipo de mentes son las que están relacionadas con el área de la creatividad, puesto que son muy capaces de moverse en diferentes ámbitos sin excesivo recelo.
Antes de realizar una pregunta, debemos tener en cuenta que existen dos términos externos que pueden condicionarnos. Uno de ellos es el denominado como “Anclaje”, es decir, nuestro propio limite, el cual nos impide vernos 100% capaces de realizar ciertos empeños y que resulta ser la causa de nuestros abandonos. Y el otro, son los “Ocupas mentales”, refiriéndose en este caso a las personas que nos limitan, con frases como “tu no puedes…”.
Para realizar una buena pregunta, tenemos que tener claro cómo debe ser:
clara, precisa y ordenada, limpia, concisa y sencilla (sin confundir nunca sencillo con simple) y ser enunciada de manera cortés y educada. Una buena pregunta no debe preguntar algo evidente o que podemos averiguar por nosotros mismos, tiene que hacer pensar y reflexionar al receptor y aportar algo de información relacionada con ella, proponiendo además, nuevos temas que llamen su atención, y es que a partir de ella también se puede aprender.
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